La propia herencia cultural española podemos encontrarla en Cerdeña. Fue una presencia de cuatro a seis siglos que ha dejado numerosos rastros en las costumbres, la huella catalana y española se percibe sobre todo en Cagliari, Iglesias y Alghero, las localidades donde los invasores se implantaron con fuerza desde el primer momento. En Cagliari, capital de la isla, las cofradías y sus pasos datan del siglo XVI.

 

En Iglesias, cuyo nombre ya lo dice todo, las cofradías tienen cinco siglos y conservan sus tradiciones españolas intactas y es verdad que el placer de mirar se acompaña mejor con la multitud de una inmensa gratitud de la presencia hispana en éstas tierras tan lejanas.  

 

Perder el tiempo en paisajes tan espectaculares está bien, pero conviene elegir los motivos. No es lo mismo un agujero asqueroso que un cielo desteñido en rojo, deshilvanado en matices, con la complicidad de alguna nube lejana. La tarde cae como una hoja malherida, igual que un esplendor fatigado, mientras el horizonte parece dispuesto a demostrar la existencia de un más allá.